Iglesia San Mauro
En 1947 comenzaron los preparativos para las obras del nuevo templo de san Mauro Abad de Puntagorda. Este proyecto fue obra del arquitecto Javier Felip Solá (nacido en Barcelona en 1893, quien fue arquitecto municipal en San Cristóbal de La Laguna y el Puerto de la Cruz, en Tenerife). El antiguo templo parroquial se encontraba en estado ruinoso, y su edificio ofrecía un constante peligro para los fieles. Además la parroquia se encontraba completamente aislada y a considerable distancia del vecindario, por lo que niños y ancianos se vean imposibilitados para cumplir con sus obligaciones religiosas. Este lamentable estado no era solo por razón del tiempo y defectos de la construcción, sino también por los movimientos sísmicos registrados en 1949 por la erupción del volcán Cumbre Vieja. Este dicho año de 1947, Manuel García Cáceres, alcalde de Puntagorda, solicitó 37 toneladas de cemento para las obras de construcción de la iglesia, a la empresa Asland, de Barcelona.
En 1949 se tuvieron que suspender las obras iniciadas, debido a las sequias que azotaron los campos de Puntagorda en los años 1947 y 1948, ya que no se disponía de agua para realizar ningún tipo de trabajo, ni para el mantenimiento de los trabajadores.
En 1951, los trabajos efectuados hasta la fecha en esta obra habían sido: explanación, construcción de muros de contención de tierra, acopio de material, y construcción de las paredes del edificio hasta la altura del coro, en lo que se habían invertido 51.379, 80 pesetas, con cargo a un donativo hecho por la Obra Social del Movimiento de la Provincia.
En 1953, Esteban Santos González, cura ecónomo de la parroquia de San Mauro Abad, exponía que existiendo suficiente agua, por encontrarse todos los aljibes del término llenos, se había procedido a la reanudación de los trabajos del nuevo templo de Puntagorda. Pero para continuar la obra emprendida, se solicitaba una subvención de 200.000 pesetas, para poder llevar a cabo su finalización.
El tres de abril de 1960 repicaban solemnemente las campanas, en el núcleo del Pino de la Virgen, ya que se bendecía el nuevo templo parroquial de Puntagorda por el obispo Domingo Pérez Cáceres, siendo párroco del lugar, Amado Rodríguez Concepción.